La batalla por el testamento de la arquitecta Zaha Hadid

La ganadora del premio Pritzker dejó una herencia de 75 millones y la mayor parte irá a una fundación.

Los encargados de preservar para el futuro el legado la arquitecta iraquí Zaha Hadid, la “reina de la curva”, se han enzarzado en una batalla por su testamento. La ganadora del premio Pritzker, conocido como el Nobel de la arquitectura, en 2004, murió en 2016 en Miami (EEUU), víctima de un infarto. Dejó una herencia de 75 millones de euros y cuatro albaceas: su protegido y socio del estudio arquitectónico, Patrik Schumacher; su sobrina, con la que se veía ocasionalmente, Rana Hadid; el promotor inmobiliario y patrón de las artes Peter Palumbo; y el pintor y creador de asombrosas vidrieras Brian Clarke. Schumacher y Hadid, junto a un hermano y a un sobrino de la arquitecta, recibieron de Hadid a título personal 560.000 euros cada uno. Pero el grueso de la fortuna que acumuló en vida la artista, considerada la mujer arquitecta más prestigiosa de la Historia, fue destinado a una fundación.

Ahora Schumacher ha decido acudir al Tribunal Supremo de Reino Unido para reclamar que la sobrina, Palumbo y Clarke dejen de ser albaceas de la fortuna y que se le nombre a él único gestor de la herencia.

“Desafortunadamente, no me ha quedado otra opción que adoptar esta decisión para que todo pudiera avanzar de acuerdo con los deseos de Zaha Hadid”, ha dicho Schumacher en un comunicado escrito. “Trabajé junto a Hadid desde 1988 y nos hemos comunicado diariamente durante 28 años, hasta su muerte en 2016. Mis intenciones y acciones como albacea son fieles a su espíritu, sus esperanzas y sus deseos explícitos”, se ha justificado Schumacher.

Los otros tres albaceas han acusado a Schumacher de actuar motivado por sus particulares intereses financieros y han decidido responder legalmente. “Estos albaceas fueron designados personalmente por Zaha Hadid porque confiaba en que actuarían en defensa de su mejor interés. Zaha conoció durante década a los tres. Uno de ellos era un familiar muy cercano, y los otros dos muy buenos amigos”, han respondido en un comunicado a través del bufete que les defiende.

No es la primera vez que saltan chispas entre los designados por Hadid para administrar su fortuna. En 2016, los tres se enfrentaron a Schumacher después de que pronunciara unas polémicas declaraciones en el Festival Mundial de Arquitectura celebrado en Berlín. Allí defendió acabar con la regulación urbanística de Londres, privatizar todos los espacios públicos —llegó a sugerir que se dedicara la mayor parte de Hyde Park, el conocido parque en el corazón de Londres, a la construcción de viviendas privadas— y acabar con las viviendas de protección oficial que salpican el centro y oeste de la capital británica. Defendió además a los no residentes que compraban y mantenían una segunda vivienda en la capital, a los que se acusa de haber incrementado la especulación inmobiliaria. “Incluso aunque permanezcan en la ciudad por unas pocas semanas al año y celebren fiestas relevantes, se trata de eventos con una asombrosa fuerza multiplicadora”, dijo.

El despacho arquitectónico de Zaha Hadid se ha desvinculado del litigio de los albaceas. Sus proyectos internacionales retienen el prestigio de la arquitecta, con futuros rascacielos en construcción o casi finalizados en Londres, Ciudad de México, Milán y Pekín.

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